21 mayo, 2007

Los Orígenes del Yunque Poblano

BAUTIZO DE FUEGO


Mucho antes de que tras varios conflictos se fundara en Puebla la Universidad Popular Autónoma del Estado de Puebla (UPAEP) de corte católico conservador:








, mucho antes de que se fundara en Puebla el Frente Universitario Anticomunista (FUA) de corte ultraderechista neo-Nazi, mucho antes de que se fundara en Puebla la filial de la Organización Nacional del Yunque, ya se había establecido desde hace varias décadas un precedente sin el cual estos eventos jamás habrían ocurrido. Pero ese precedente no se sentó en Puebla, sino en otro Estado, desde el cual eventualmente se extenderían hacia Puebla los tentáculos de una creación tal vez única en su género en la historia del continente americano. Y es allí adonde nos tenemos dirigir primero para poder comprender lo que está sucediendo ahora en Puebla.

Remontémonos hacia el comienzo de los años treinta. Remontémonos hacia el Estado de Jalisco. Las heridas dejadas por la Guerra Cristera tanto en Jalisco como en Colima estaban frescas aún, los muertos y los heridos tenían poco tiempo de haber sido enterrados. Y en medio de una paz precaria, cualquier cosa podía volver a atizar los ánimos con consecuencias imprevisibles. Y esta causa resultaría ser la intentona del gobierno federal por modificar el Artículo Tercero Constitucional con el fin de establecer en México una enseñanza pública de corte socialista, desde la primaria hasta la universidad, a lo cual se opusieron de inmediato los grupos conservadores de la sociedad jalisciense.

En el Estado de Jalisco, la crisis comenzó cuando el Rector de la Universidad de Guadalajara (la cual tenía apenas ocho años de haber sido fundada en el mes de octubre de 1925), el Rector Enrique Díaz de León, decidió aplicar las conclusiones del Congreso de Universitarios Mexicanos que acordó la aceptación de la educación socialista como obligatoria en todo el país. El 23 de octubre de 1933, un grupo de estudiantes opuestos a la reforma educativa encabezados por Carlos Cuesta Gallardo y los hermanos Ángel y Antonio Leaño Álvarez del Castillo se alzaron en contra de la misma apoderándose del edificio de la universidad y proclamando una huelga general, enfrentándose no sólo al Rector sino al mismo Gobernador de Jalisco Sebastián Allende. Dos días después, el 25 de octubre, soldados del 34 Regimiento al mando del General Manuel Limón desalojaron a los estudiantes del edificio enviando a la cárcel a 42 jóvenes que sumados a los que ya estaban detenidos previamente totalizaron más de 200 arrestos. Tres días después, el 28 de octubre a petición del Gobernador Allende, el Congreso Estatal emitió una ley clausurando la Universidad de Guadalajara, con lo cual la huelga quedó sin efecto, al menos en papel.

Un mes después, tras llevarse a cabo la liberación de los estudiantes detenidos y en medio de una tensa calma, el 27 de noviembre de 1933 se anunció la reapertura de la universidad, lo cual debería ocurrir al inicio del siguiente año, el 2 de enero de 1934. Pero esto lo único que logró fue paliar un poco los síntomas del conflicto, no la causa fundamental que era la insistencia del gobierno federal por llevar a cabo la reforma educativa implantando la educación socialista en México.

Es importante señalar que el apoyo a la huelga no era unánime entre el estudiantado ni entre los profesores. Opuestos a la misma había un grupo de estudiantes, el Frente de Estudiantes Revolucionarios, así como un grupo de maestros encabezados por el mismo creador de la Universidad de Guadalajara, el Licenciado José Guadalupe Zuno Hernández (quien la fundó el 12 de octubre de 1925 siendo Gobernador de Jalisco), Ignacio Jacobo Magaña (el cual ocupó el encargo de Secretario General de Gobierno del Estado de Jalisco del 1 de abril de 1932 al 28 de febrero de 1935) y Julio Acero Cruz.

Por cierto, en su portal Internet, la Universidad Autónoma de Guadalajara no se cansa de señalar con fines propagandísticos una aserción repetida una y mil veces por ellos de que con las modificaciones al Artículo Tercero Constitucional lo que el gobierno federal quería hacer realmente era implantar en México una enseñanza de corte marxista, como la que se estaba enseñando en Rusia, lo cual es falso. Esto lo podemos comprobar leyendo cuidadosamente el texto original de la propuesta que contenía lo siguiente en lo que era considerado entonces como su parte principal:

La educación que se imparta será socialista en sus orientaciones y tendencias pugnando porque desaparezcan prejuicios y dogmatismos religiosos y se cree la verdadera solidaridad humana sobre la base de una socialización progresiva de los medios de producción económica.

En ningún lado habla la propuesta sobre la implantación de una educación marxista o una educación comunista. Esto es una extrapolación deliberada -y malintencionada- para embonar todo lo que estaba sucediendo dentro de la fantasía manejada por la naciente ultraderecha jalisciense, denunciada como “la gran conspiración judía marxista masónica”, tomando como base los apócrifos “Protocolos de los Sabios de Sión”, los cuales ya estaban en amplia circulación en la ciudad de Guadalajara en aquellos días aciagos. Y aunque ya para entonces en Europa se había comprobado que los famosos Protocolos eran un vil fraude literario, quizá uno de los mayores fraudes literarios del siglo, en Guadalajara no se hacía mención alguna sobre esto, porque era importante mantener viva la llama del mito, porque... ¡al fin se tenía a “culpables” a quienes se les podían achacar todos los males del mundo! De este modo, todas las preguntas habidas y por haber sobre todo lo malo que sucede en el mundo tenían una resolución muy simple capaz de ser entendida hasta por un vegetal. ¿Por qué había tanta pobreza en el mundo habiendo tantos recursos naturales? ¡Pues porque los “banqueros y financieros judíos” son los que se interponen entre la humanidad y el disfrute de esos recursos naturales! ¿Por qué había tanta corrupción moral, tanta pornografía, tanto materialismo? ¡Pues porque los judíos son los que han propiciado todas esas cosas! ¿Por qué el Cristianismo sufrió tantas persecuciones en sus orígenes? ¡Pues porque los judíos convencieron a los Emperadores romanos de llevar a cabo tales persecusiones! ¿Por qué ha habido tantas guerras en el transcurso de la Historia? ¡Pues porque los judíos han estado detrás de todas ellas! ¿Por qué los Reyes católicos de España condonaron el esclavismo en sus dominios desde que tuvo lugar el descubrimiento de América? ¡Pues porque fueron judíos camuflajeados los que convencieron a los Reyes católicos de dar sus parabienes a esta práctica inhumana! ¿Por qué la masonería no acepta que la pluralidad religiosa y la tolerancia y el respeto hacia otras religiones son algo muy malo, por qué no acepta que lo mejor que pueda haber es que el Estado esté identificado plenamente con la religión católica y que haya una “religión de Estado” como la hubo en los tiempos de la España “católica”? ¡Pues seguramente porque todas y cada una de las logias masónicas de corte liberal que ha habido en el mundo seguramente fueron creadas una por una por judíos complotando para que haya tolerancia religiosa y para que no haya una sola y única religión católica implantada obligatoriamente como religión oficial en todas las dependencias públicas! Y entonces... ¿por qué Plutarco Elías Calles emprendió varias acciones en contra de la Iglesia Católica? ¡Pues porque seguramente, además de haber sido masón, ha de haber sido un judío! ¿No lo dice su apellido Elías, quizá derivado de algún judío desbalagado que se involucró románticamente con una mexicana? Y seguramente los judíos también han de ser culpables del calentamiento global de la tierra, de la epidemia del SIDA, y de la contaminación ambiental; todo es cuestión de buscar y encontrar los argumentos “correctos”, y rebautizar como judío o como masón o como comunista a quien sea necesario señalar como tal, que al fin y al cabo todo se vale en aras de la propaganda. ¡Los judíos, los judíos! ¡Ellos son los causantes de todo lo malo, de todo! ¿Acaso no lo aceptan y reconocen ellos mismos en esos “Protocolos de los Sabios de Sión”? ¡Por fin el mundo podía ser dividido en “malos” y “buenos”, los “malos” eran los judíos -naturalmente- así como todos los que estaban del lado de ellos, y los “buenos” eran los no-judíos que estaban en contra de ellos! Y por coincidencia del destino, esto era justo lo que estaba pregonando un hombrecillo en Alemania al cual los cada vez más radicalizados estudiantes jaliscienses veían con ojos de admiración.

De este modo, mientras que fuera de Guadalajara, en otras partes como en la Ciudad de México la lucha que se estaba llevando a cabo en contra de las pretendidas reformas al Artículo Tercero Constitucional era una lucha por la autonomía universitaria y la libertad de cátedra, una lucha en la que justamente se le demandaba al gobierno el respeto al carácter laico de la educación en México, en Guadalajara una cantidad creciente de individuos con familiares que habían tenido algún tipo de participación en la Guerra Cristera se estaba convenciendo de que su lucha era en realidad una lucha “en contra de la gran conspiración judía comunista masónica”. Así lo entendían, aunque no lo reconocieran abiertamente para no correr el riesgo de ser tildados como unos loquitos paranoicos. Esta es la parte de la historia que los fundadores de la Universidad Autónoma de Guadalajara han mutilado de su recuento “oficial” de las causas de su fundación. Esta histeria que los hacía ver judíos bolcheviques por doquier complotando para convertir a México en algo así como una confederación de “Estados Comunistas Mexicanos” explica la intransigencia y el obstinado fanatismo con el cual los estudiantes huelgistas en Guadalajara estaban llevando a cabo su lucha.

Al reabrirse la Universidad de Guadalajara el 24 de febrero de 1934 bajo un nuevo Rector, Manuel Ramón Alatorre Inguanzo, los conflictos estudiantiles regresaron con la reapertura de clases, máxime que las intenciones de introducir la educación socialista en la misma seguían en pie, y ya para entonces la oposición a la misma estaba coordinada por la Federación de Estudiantes de Jalisco (FEJ) cuyos principales directivos eran los mismos “agitadores” de siempre: Carlos Cuesta Gallardo quien fuera presidente de la FEJ en 1934 y 1935, Ángel Leaño Álvarez del Castillo quien fuera vicepresidente de la misma junto con su hermano Antonio quien fue otro también uno de los directivos, actuando en consonancia con Dionisio Fernández. La presión montada por la FEJ fue tal, que al Rector Alatorre Inguanzo no le quedó más remedio que renunciar a su cargo el 13 de octubre de 1934. Y, de nueva cuenta, tras la renuncia del Rector Inguanzo, al Gobernador Allende no le quedó más remedio que volver a clausurar la universidad.

El punto culminante, el clímax de los movimientos estudiantiles de protesta en Guadalajara, llegó el domingo 3 de marzo de 1935, apenas dos días después de que Everardo Topete Arcega hubiera entrado en funciones como Gobernador de Jalisco. Sin intención alguna de dejarse presionar como su antecesor y proclive al recurso del gran garrote, mostrando su falta de tacto y su inexperiencia en el difícil arte de la política, cuando creyó que en dicho mítin dominical las cosas se estaban saliendo fuera de control no vaciló en lanzar las fuerzas del orden público en contra de los manifestantes, creando una versión en pequeño de la represión estudiantil llevada a cabo en Tlatelolco en 1968. Como resultado de la refriega, hubo varias decenas de heridos y tres muertos: el Licenciado Salvador Torres González, el obrero José López y el campesino Crescenciano Nuñez. (Versiones no confirmadas de la época señalan que, con la excepción del Licenciado Salvador Torres González, los otros dos muertos no tenían absolutamente nada que ver con los movimientos estudiantiles de protesta, y supuestamente estaban en el mítin en calidad de mirones, tocándoles la mala suerte de estar en el lugar equivocado a la hora equivocada.) Los tres muertos serían elevados de inmediato a la categoría de mártires y eventualmente serían glorificados y ensalzados año tras año por aquellos que supieron aprovechar muy bien estas muertes con fines propagandísticos. Tras esta represión, el terreno estaba listo para la fundación de una universidad privada operando sin subsidio estatal, la cual empezó con el nombre de Universidad Autónoma de Occidente, el cual cambiaría tiempo después por el de Universidad Autónoma de Guadalajara. La universidad “oficial”, la Universidad de Guadalajara, no volvería a reabrir sus puertas sino hasta 1937, cuando su Rector Constantino Hernández Alvirde entró en funciones precisamente el mismo día en que se conmemora el aniversario de la Revolución Mexicana, el día 20 de noviembre. Tras la reapertura, se fundó en la universidad estatal la Federación de Estudiantes Socialistas de Occidente (FESO), cuyos integrantes mantuvieron una actitud de antagonismo constante con “la otra universidad”. Para enfrentar las provocaciones hechas por los estudiantes pertenecientes a la FESO, a los cuales veían como simples mercenarios al servicio de “la gran conspiración judía masónica comunista”, los creadores de la Universidad Autónoma de Occidente, los cuales junto con sus familiares estaban ampliamente familiarizados en tácticas de infiltración, simulación, traición, terrorismo y sabotaje -merced a las experiencias vividas durante la Guerra Cristera en sus enfrentamientos con el Ejército y funcionarios del gobierno federal- no tardaron en forjar una terrible organización secreta, cuyos miembros quedarían sometidos de por vida bajo un férreo juramento de lealtad, y los cuales se comunicarían entre sí a través de seudónimos, tal y como se había acostumbrado a hacerlo sobre todo entre los Cristeros que laboraban dentro de las dependencias públicas del gobierno federal y del gobierno estatal durante los tiempos de la persecución religiosa llevada a cabo a instancias del General Plutarco Elías Calles. Esta organización, lejos de ser disuelta al desaparecer con el paso del tiempo las circunstancias que dieron lugar a su creación, sería fortalecida, al darse cuenta los fundadores de la Universidad Autónoma de Occidente de que tenían en sus manos algo único, algo extraordinario que no se le había ocurrido a nadie, algo con lo cual podían extender sus influencias y su poderío más allá de las instalaciones en las cuales laboraba la comunidad universitaria, aunque al decidir hacer tal cosa terminaron forjando un pacto con el mismo Príncipe de las Tinieblas, el cual con el tiempo les habría de retribuír con enorme poder y riquezas materiales la conjura que habían empezado a echar a andar desde la Perla del Bajío.

Aunque en toda su propaganda la Autónoma de Guadalajara intenta cubrir sus primeros años de operaciones con aires de “heroicidad”, lo cierto es que desde el principio tenía muchas cosas a su favor. Por principio de cuentas, tenía el apoyo financiero de prominentes empresarios del Estado de Jalisco dispuestos a abrirles la cartera a estos individuos que se proclamaban a favor de la libre empresa -y a favor de los intereses económicos de los grandes empresarios que los apoyaban-. Además, al comenzar la UAG sus primeros años de operaciones, la Universidad de Guadalajara permanecía cerrada, de modo tal que los aspirantes a cursar una carrera profesional sólo tenían tres opciones: continuar con sus estudios en esta nueva universidad de carácter privado recién fundada en Guadalajara por estos individuos que se proclamaban en su superficie como devotos católicos, salirse del Estado hacia otro Estado para poder continuar con sus estudios, o dejar la carrera trunca. Esto por sí solo le garantizaba a la naciente UAG una amplia clientela. Y por si esto no bastase, tenía el atractivo cebo de que los estudios impartidos por la misma tendrían el pleno reconocimiento de la Universidad Nacional (hoy la UNAM). En esto los ayudó también un hecho fortuito del destino. Porque resulta que el fundador del Partido Acción Nacional, Manuel Gómez Morín, era precisamente el Rector de la Universidad Nacional cuando estallaron las protestas y los conflictos estudiantiles en Guadalajara con motivo de la pretendida modificación al Artículo Tercero Constitucional. Él fue precisamente quien se encargó de que los estudios universitarios impartidos por la nueva universidad en Guadalajara estuviesen plenamente acreditados por la UNAM, incorporando en efecto a la entonces Universidad Autónoma de Occidente a la UNAM a través de sus influencias con el Rector que lo sucedió en la UNAM, Fernando Ocaranza, favor que años después la UAG le pagaría a su benefactora y protectora enviándole agentes a la Ciudad de México con el fin de sembrar dentro de ella en los años sesenta las semillas necesarias para la fundación del grupo estudiantil universitario terrorista secreto de extrema derecha conocido como el MURO (Movimiento Universitario de Renovadora Orientación), inspirado totalmente en la propaganda neo-Nazi basada en el mito de “la gran conspiración judía masónica comunista”; tras lo cual, años después, le volvería a "pagar" el favor con Felipe Calderón recién instalado en el poder, movilizando a sus Tecos y Yunquistas en el Congreso de la Unión para tratar de decapitarle a la UNAM su presupuesto (después hablaremos un poco más sobre ésto). Y en lo que a Gómez Morín respecta, ya sabemos muy bien cómo le pagaron su ayuda, ya sabemos lo que terminaron haciéndole al partido político fundado por él, ya sabemos cómo terminaron inundándole su partido con Yunquistas y DHIACos infiltrados con toda la mala fé del mundo. Esta es la forma en la que esta clase de gente le paga a sus cómplices y benefactores.

En lo que toca a los motivos fundacionales de la Autónoma de Guadalajara, si bien la lucha se llevó a cabo en los años treinta bajo la bandera de la autonomía universitaria y la libertad de cátedra, en los hechos esa autonomía se convirtió en un pretexto para convertir las instalaciones universitarias en una zona de acceso restringido para las autoridades, una zona en la cual se podían llevar a cabo inclusive actividades ilícitas -crímenes, planeación de actos de sedición y sabotaje- sin que la policía pudiera entrar a las instalaciones para investigar dichos ilícitos a menos de que las mismas autoridades universitarias lo pidieran, algo que ciertamente no puede ocurrir cuando las mismas autoridades universitarias estén involucradas en la comisión de esos hechos ilícitos. En efecto, nació el precepto de la extraterritorialidad. Y así como en los años treinta se exigía libertad de cátedra para permitirle a los maestros la discusión de todo tipo de ideas, del mismo modo no hubo vacilación alguna en prohibirle a todos los maestros dentro de la escuela la discusión de cualquier cosa que pudiera estar relacionada con ideas propias de la izquierda, so pena de ser echado vergonzosamente a puntapiés, tal vez apaleado, y en el peor de los casos, “desaparecido”. Y si bien la protesta en los años treinta fue por la pretendida enseñanza obligatoria del socialismo en las universidades, los mismos que protestaron en contra de esta obligatoriedad no tuvieron empacho alguno en implantar en los círculos internos del estudiantado el aprendizaje de los materiales que empezaban a conformar otro tipo de socialismo que estaba teniendo un auge espectacular en Alemania: el nacional-socialismo, el Nazismo. Adaptado a la realidad mexicana, claro está.

El primer Rector de la Universidad Autónoma de Occidente fue Agustín Navarro Flores, aunque este individuo no era más que un frente, un recurso para dar la cara por otros, un sujeto al que podían quitar en cualquier momento. Cuando Navarro Flores dejó de prestar sus servicios en la UAG en 1956, quedó en su lugar Fernando Banda Iturrios (co-fundador de la UAG después de que fuera Rector de la Universidad de Guadalajara de 1926 a 1927), al cual también podían quitar en cualquier momento, aunque su fallecimiento en 1959 se encargó de jubilarlo de esta universidad que ya para entonces estaba terminando de consolidar sus actividades ultrasecretas relacionadas con la diseminación de sus ideologías de extrema derecha. Esos eran los tiempos de simulación en los que no había aún en la UAG rectorías vitalicias ni hereditarias. Si bien los fundadores de la Autónoma de Guadalajara, que gracias a ese reducto de fanatismo e intolerancia estaban destinados con el tiempo a beneficiarse económicamente a manos llenas convirtiéndose en empresarios acaudalados, en los años treinta estuvieron reclamando como estudiantes el pleno derecho para emprender una huelga universitaria en contra de algo que señalaban como injusto, ellos mismos en ningún momento estuvieron ni han estados dispuestos a tolerar disensión alguna dentro de las instalaciones universitarias de la UAG, negando terminantemente para otros lo que fanáticamente habían reclamado para ellos mismos. Jamás ha habido movimiento alguno de protesta estudiantil dentro de la UAG, y mucho menos una huelga estudiantil universitaria por la causa que sea. Para ello desde un principio han contado con algo que ni siquiera la Universidad de Guadalajara ha tenido jamás: una "policía estudiantil secreta" integrada por estudiantes “soplones” y matones cohesionados por el mismo fanatismo ultraderechista bajo el cual nació la Autónoma de Guadalajara, lo cual no ha cambiado en nada con el paso de los años. Lo único que ha cambiado es que han mejorado su juego para borrar sus huellas y desaparecer las evidencias que los delatan, pero todo, absolutamente todo lo que ha habido detrás de esta universidad desde que fue fundada ha sido una simulación de principio a fin, una simulación basada en la hipocresía, el fanatismo, la ambición, y la manipulación deliberada de la ignorancia y los temores del prójimo. No era posible esperar que gente de esta calaña tuviera la decencia de contenerse las ganas de extender su esfera de influencia hacia otros Estados con el fin de aumentar su poderío, y era solo cuestión de tiempo para que esto empezara a ocurrir.

Tras la derogación llevada a cabo por el Congreso de la Unión en el Artículo Tercero Constitucional del apartado relacionado con la impartición de una educación de corte socialista, la educación socialista que se había implantado en la Universidad de Guadalajara tras su reapertura en 1937 llegó a su fin pacíficamente cuando durante la gestión del Rector Luis Farah Mata se expidió una nueva Ley Orgánica el 23 de agosto de 1947 suprimiendo la educación socialista en la Universidad de Guadalajara y en todas las instituciones educativas incorporadas a la misma. En todo el tiempo que la educación socialista estuvo en vigor en el Estado de Jalisco, jamás evolucionó hacia una educación marxista como sus detractores alarmistas habían vaticinado que ocurriría. Del mismo modo, la Federación de Estudiantes Socialistas de Occidente también llegó a su fin, sin necesidad de que hubiera otra huelga y sin que se disparase una sola bala. Pero ya para entonces se había engendrado en Guadalajara un monstruo de proporciones inimaginables, el cual no se conformaría con quedar limitado a los ámbitos de la ciudad de Guadalajara, ni siquiera a los ámbitos del Estado. El monstruo del Doctor Frankenstein había cobrado ya vida propia, levantándose de la mesa en la cual había sido creado, listo para entrar en acción.


HACIA PUEBLA


Puebla.

Puebla la "airosa" (expresión usada en dos sentidos, tanto por el orgullo de los poblanos en torno al amplio historial y las tradiciones de su Estado como por los fuertes vientos que soplan en la ciudad de Puebla con bastante frecuencia). Testiga de la batalla del Cinco de Mayo en la cual las armas nacionales se cubrieron de gloria al derrotar una avanzada expedicionaria del que en aquél entonces era considerado el mejor ejército del mundo. Cuna de la más exquisita comida mexicana cuya fama le ha dado la vuelta al mundo.

Puebla de los Ángeles. La heroica Puebla. La cual, pese a toda su cultura acumulada de siglos, estaba completamente impreparada para poder enfrentar y resistir la penetración montada por fuerzas demoniacas lanzadas un enemigo siniestro acostumbrado a operar tras las sombras, una fuerza invasora letal que ya desde hace algún tiempo había puesto sus ojos sobre el Estado de Puebla para llegar y sentar allí sus reales. ¡Si tan sólo alguien les hubiera advertido de lo que estaba por sobrevenir!

La Universidad de Puebla, fundada en 1578 poco tiempo después de la conquista de México llevada a cabo por Hernán Cortés, no fué reconocida como una universidad sino hasta el 4 de abril de 1937, cuando quedó legalmente constituida como tal gracias a una iniciativa de ley presentada al Congreso del Estado por el entonces Gobernador de Puebla (1937 - 1941), el General Maximino Ávila Camacho, hermano del Presidente (1940 - 1946) de corte católico conservador Manuel Avila Camacho, también originario del Estado de Puebla. Siendo una institución pública, dependiente de fondos del erario público para su sostenimiento, la institución quedó a merced de los dictados del gobierno, lo cual produjo resistencias posteriores y varios paros estudiantiles y huelgas, muy especialmente el movimiento llevado a cabo en 1941 cuando a tan sólo cuatro años después de su legitimación oficial como universidad se trató de llevar a cabo la militarización de la misma usando como justificante la entrada de México a la Segunda Guerra Mundial, tentativa que terminó en un rotundo fracaso merced a la resistencia mostrada por los estudiantes y maestros de la Universidad de Puebla en aquella época.

Tras la derrota contundente de la Alemania Nazi llevada a cabo a costa de un sacrificio enorme que dejó a Europa en ruinas, a finales de los años cuarenta y a principios de los años cincuenta, las librerías de Puebla empezaron a ser inundadas con una llamativa serie de libros. Libros tales como un libro voluminoso vendido a un costo tan bajo que casi parecía estar subsidiado, con el título Derrota Mundial en la portada. O como un libro con una fondo negro en la portada y con una estrella de David -el Magen David, la estrella judía entrelazada de seis puntas- dibujada junto con la hoz y el martillo, con el título La Gran Conspiración Judía. Pero estos libros no fueron lo único que llegó a Puebla en los años cincuenta. Los que promovían la venta de dichos libros en Puebla empezaron a entablar contactos y relaciones con lo mejor de la sociedad poblana, con la clase intelectual y empresarial, con la élite. En varios casos, hasta prestaban los libros o inclusive los regalaban. Lo importante era ir preparando el terreno para lo que habría de venir.

Al poco tiempo de que Puebla comenzó a ser inundada con esa propaganda, la cual empezó a cobrar sus primeras víctimas entre la clase media poblana, se fundó en 1953 en Puebla la primera célula de una organización secreta en dicho Estado, cuya ideología estaba inspirada precisamente en la propaganda ideológica neo-Nazi contenida en la propaganda diseminada por esos libros: la Organización Nacional del Yunque. No habría de transcurrir un año de la fundación en Puebla de esta organización secreta cuando brotó casi de la nada en 1954 otra organización de corte extremista, también secreta, el Frente Universitario Anticomunista (FUA). Esto ocurrió faltando tan sólo dos años para que la Universidad de Puebla lograse obtener de las autoridades en 1956 la aceptación de su ansiada autonomía que la convertiría en la Universidad Autónoma de Puebla (UAP), y ocurrió cuando gente extraña llegada de fuera, gente extraña proveniente de la ciudad de Guadalajara, estuvo promoviendo en ese infausto 1954 entre el estudiantado de la Universidad de Puebla la creación de esta nueva organización estudiantil secreta de extrema derecha, el Frente Universitario Anticomunista (FUA), el cual por su ideología neo-Nazi y por su forma encubierta de actuar tenía todas las características de ser una calca de la organización ultraderechista estudiantil Tecos de la Universidad Autónoma de Guadalajara. Y esto, desde luego, no era mera coincidencia o casualidad fortuita. De hecho, nada de lo que estaba sucediendo o que sucedería de aquí en adelante sería cosa de la casualidad. Lo que se estaba urdiendo tras las sombras era demasiado importante para dejarlo a la suerte. Había cerebros siniestros detrás de lo que estaba sucediendo, había un plan de acción, había metas trazadas ya a corto, mediano y largo plazo. Sin embargo, ésta organización poblana simple y sencillamente no podía operar de la misma manera en la que operaban los Tecos desde la Universidad Autónoma de Guadalajara, al menos no desde una universidad pública. Para ello se requería que ocurriese en Puebla algo parecido a lo que había ocurrido en Guadalajara en los años treinta: la fundación de una universidad privada en donde tales grupos pudiesen operar libremente sin que el Estado pudiese hacer algo al respecto por tratarse de una entidad particular. Por lo pronto, la literatura propagandística promovida en Puebla y la fundación del Frente Universitario Anticomunista eran ya los primeros pasos sólidos para lograr este importantísimo objetivo.

Lo que no sabían los entusiastas simpatizantes del recién creado FUA era que el concepto estaba siendo trasplantado directamente a Puebla desde la ciudad de Guadalajara basado en otro concepto similar: la Federación Mexicana Anti-Comunista de Occidente, la FEMACO, la cual a diferencia del FUA operaba de manera abierta aunque supeditada a una fuerza oculta que controlaba todo su cuadro organizativo, habiendo sido creada por Tecos de la Universidad Autónoma de Guadalajara. De la Federación Mexicana Anticomunista de Occidente FEMACO brotó la Federación Mexicana Anticomunista (también FEMACO), la cual a fin de cuentas también estaba bajo control de Tecos de la UAG. Sin embargo, aunque a los miembros del FUA se les indoctrinaba y se les preparaba para “la lucha”, a ninguno de ellos se le extendía el “privilegio” de la membresía juramentada dentro de la sociedad Tecos, eso era algo reservado exclusivamente a los estudiantes de la UAG vigilados y fanatizados personalmente por el núcleo duro de la derecha neo-Nazi encubierta de México, el cual no confía en nadie.

La creación del FUA era un paso preliminar necesario porque Puebla, a diferencia de Guadalajara, no contaba con una universidad privada en donde la extrema derecha pudiese operar impunemente. Ciertamente, las autoridades del gobierno del Estado jamás habrían permitido ni tolerado la formación de un grupo clandestino de ultraderecha que intentase imponer sus condiciones dentro de la vida universitaria de la UAP, como tampoco las autoridades universitarias se hubieran prestado a ello. Para ello se requería propiciar la fundación en Puebla de una universidad privada al igual que como sucedió en Guadalajara, y las fuerzas detrás de la creación de El Yunque así como el FUA en Puebla de hecho ya estaban activas de varias maneras, infiltrándose inclusive entre el estudiantado poblano para agitarlo y moverlo en esa dirección.

Desde un principio, la Organización Nacional del Yunque y el FUA en Puebla fueron hermanos siameses. La única diferencia entre ambos era que mientras “El Yunque” había sido concebido para reclutar empresarios, profesionistas y políticos prominentes, el FUA fue concebido para reclutar estudiantes.

Como ya se mencionó, la Universidad de Puebla obtuvo su autonomía al publicarse el 23 de noviembre de 1956 en el Periódico Oficial del Estado la Ley Orgánica de la Universidad Autónoma de Puebla, dentro de la cual se ordenó la creación de un “Consejo de Honor” que tendría facultades superiores a las del mismo Consejo Universitario, lo cual terminó siendo motivo de conflictos entre universitarios liberales y conservadores hasta que se llevó a cabo la modificación de la ley en 1963, cuando el “Consejo de Honor” fué desaparecido. Pero ya para entonces el FUA tenía dos años de haber sido creado, y ya para entonces estaba ocasionando una amplia cauda de dolores de cabeza.

Tras la creación del FUA y la formalización legal de la autonomía para la universidad poblana, la primera gran oportunidad para la creación de un cisma dentro de la Universidad Autónoma de Puebla llegó en abril de 1961, cuando un grupo de estudiantes de la UAP organizó una manifestación de repudio a la invasión de Bahía de Cochinos con la cual anticastristas cubanos radicados principalmente en Miami intentaron derrocar al régimen comunista encabezado por Fidel Castro, lo cual provocó la ira de los sectores conservadores de Puebla que calificaron a la UAP como un santuario de comunistas vendepatrias, tras lo cual pidieron la renuncia de varios funcionarios universitarios exigiendo además cambios en la Ley Orgánica de la universidad. Paso a paso, se repetían entre el estudiantado las condiciones de agitación que cimbraron a la Universidad de Guadalajara en los años treinta, usándose de nueva cuenta la bandera del anti-comunismo, y esto no era producto de casualidad alguna. Pero a diferencia de lo sucedido en Guadalajara, este conflicto pudo ser contenido dentro de los ámbitos de la UAP sin que la cosa pasara a mayores. Sin embargo, no faltarían nuevas oportunidades en el futuro para agitar las aguas y provocar nuevos enfrentamientos y nuevas manifestaciones de protesta entre el estudiantado. Sólo era cuestión de esperar, y esa gente extraña venida de fuera tenía toda la paciencia y todo el tiempo del mundo para lograr sus objetivos. Después de todo, justo al ocurrir esta intentona fallida acababan de fundar a espaldas de las autoridades universitarias de la UNAM la temible organización secreta que sería conocida como el MURO.

Había grandes planes a futuro para el FUA. Estaba destinado a convertirse en el brazo armado de una nueva organización estudiantil de ideología neo-fascista. Sin embargo, el FUA en cierta forma quedó huérfano cuando la World Anti Communist League (Liga Mundial Anti-Comunista), conocida simplemente como la WACL, expulsó de entre sus filas al capítulo mexicano de la WACL al estallar en 1984 un escándalo en los Estados Unidos con la publicación de la noticia en el periódico The Washington Post de que la FEMACO y sus asociadas filiales en Guadalajara habían sido creadas y estaban siendo controladas por una sociedad neo-Nazi secreta propietaria de la Universidad Autónoma de Guadalajara. Este es uno de los pocos verdaderos descalabros con que se ha topado el neo-Nazismo mexicano centrado en Guadalajara, aunque de cualquier manera con una cantidad casi ilimitada de recursos económicos a su disposición se pudo recuperar del descalabro saliendo con más fuerzas que antes y con renovados bríos para su objetivo de la conquista del poder absoluto por medios encubiertos.

Al mismo tiempo que en otros Estados de la República un movimiento tan secreto como siniestro nacido de las cenizas de la Guerra Cristera llevada a cabo en el Bajío se estaba extendiendo por doquier, éste movimiento no podía pasar por alto la oportunidad dorada de intentar germinar en Puebla, en donde ciertamente existían ya todas las condiciones idóneas para que un movimiento de esta índole pudiese echar raíces ahí. Por principio de cuentas, había en Puebla un amplio segmento social de corte conservador -aún no ultraderechizado- de gente que profesaba la fé católica. Había también ahí -al igual que en la ciudad de Guadalajara- una universidad pública abierta a todo tipo de ideas incluídas aquellas ideas consideradas por los segmentos conservadores de la sociedad como ideas de corte “escandaloso” -ateísmo, liberalismo, comunismo, feminismo, marxismo, maoísmo- aunque también por el mismo carácter público de esta institución educativa también se discutían y debatían en dicha universidad ideas propias de la derecha. Sólo era cuestión de llegar y sembrar la cizaña entre el estudiantado -utilizando la propaganda ideológica “correcta”- radicalizando posiciones con el fin de producir un cisma dentro de dicha universidad que reprodujese lo mismo que lo que había ocurrido en la ciudad de Guadalajara treinta años atrás a partir de unos hechos violentos ocurridos en marzo de 1935 en donde bajo el entorno de una protesta por los intentos gubernamentales de implantar la educación socialista unos individuos perdieron la vida, gracias a lo cual la Universidad de Guadalajara se fisionó cuando un grupo de estudiantes y maestros se separaron de la misma para fundar una universidad privada, una universidad que terminó estableciendo relaciones inmejorables con el naciente Tercer Reich en Alemania. Y aunque los tiempos ya no eran los mismos -ya no había intento gubernamental alguno por implantar en México una educación de corte socialista y los Nazis habían perdido la guerra- de cualquier modo las añejas diferencias entre los típicos y ancestrales grupos liberales y conservadores podían ser utilizadas ventajosamente para quienes estaban muy interesados en echar a andar en Puebla algo parecido a lo que había empezado en Guadalajara varias décadas atrás. Además, Puebla contaba ya -al igual que Guadalajara en aquél entonces- con una acaudalada clase empresarial apta para ser asustada y llevada hasta los bordes de una histeria paranoica usándose para ello la misma propaganda con la cual se empezaba a sembrar la manzana de la discordia entre el estudiantado poblano, una propaganda que diseminada casi a hurtadillas como si fuese un gran "secreto prohibido" le advertía a los empresarios poblanos sobre la existencia de una tan grandiosa como ultrasecreta conspiración mundial orquestada por judíos, masones y comunistas, que iban a llegar a Puebla para arrebatarles todas sus posesiones materiales, violarles a sus esposas y a sus hijas, e inclusive matarlos. Lo que no sabían los poblanos en aquél entonces -católicos, estudiantado, empresariado- era que tan grandiosa conspiración era una ficción urdida con propaganda importada desde Europa entresacada de las cenizas del Nazismo, una propaganda manipulada en México por gente amoral y despiadada que, para variar, estaba montando su propia conjura desde la ciudad de Guadalajara para afianzar en sus manos las redes del poder, la cual en sus megalómanas ambiciones no era diferente en nada a lo que el mismo Adolfo Hitler lo fue en vida.


LOS INGREDIENTES ESENCIALES


De que el caldo de cultivo para la ultraderechización del estudiantado de Puebla estaba ya listo para repetir lo sucedido en Guadalajara, lo revela el siguiente artículo publicado con motivo de la campaña presidencial del 2006:

El oscuro historial del asesor en justicia de Madrazo
Agencia APRO
20 de marzo del 2006

Puebla, Pue.- La negra historia de Ernesto Santillana Santillana, asesor en materia de “justicia” del candidato presidencial Roberto Madrazo Pintado, no se limita a su trayectoria como militante priista, jefe de la policía en Tijuana o funcionario en la Procuraduría General de la República (Proceso 1532). Desde muy joven, el émulo de Arturo “El Negro” Durazo estuvo involucrado en balaceras como líder, junto con su hermano, de un grupo de “porros” que evoca su propio apellido: “los santillanistas”.

En la década de los sesenta, con el apoyo del rector de la Universidad Autónoma de Puebla (UAP) José Garibay Ávalos, “los santillanistas” se conformaron como un movimiento de choque destinado a debilitar a la corriente de estudiantes democráticos de la casa de estudios.

Gozando de las prebendas que le destinaba el aparato gubernamental, Ernesto Santillana incluso participó en el primer tiroteo de universitarios que tuvo como saldo un muerto y nueve heridos, como da cuenta el libro Cátedra en Vilo, escrito por Jesús Márquez y editado por la propia UAP en 1992.

Manuel Díaz Cid, miembro fundador del grupo clandestino de extrema derecha El Yunque y exlíder universitario, recuerda a “los santillanistas” como una de las primeras pandillas violentas al interior de la máxima casa de estudios del estado. El también precursor de la conservadora Universidad Popular Autónoma del Estado de Puebla (UPAEP) sostiene que Ernesto Santillana fue pionero en utilizar armas de fuego en la Universidad Autónoma.

Hasta hace unos meses funcionario del ayuntamiento de Tijuana, dirigido el empresario Jorge Hank Rhon -quien ha tenido problemas legales por supuesto tráfico de animales en vías de extinción-, se dedicó en su vida de estudiante a recibir apoyos emanados directamente de la rectoría oficialista para debilitar a las fuerzas liberales que cobraban fuerza en la UAP.

Su hermano Arturo, destacado por su capacidad en la oratoria, hizo lo propio en la Escuela de Medicina y las preparatorias. Díaz Cid relaciona a Arturo Santillana con la masonería. (Comentario: Mostrando su formación doctrinaria ultraderechista, al Yunquista Díaz Cid le resulta difícil contenerse las ganas de reinterpretar todo a la luz de “la gran conspiración judía masónica comunista”.)

“Entre 1967 y 1969 los estudiantes democráticos sostendrán una activa lucha, a veces cuerpo a cuerpo, en contra del pandillerismo. Si bien existían varias fuerzas sustentadas en el pandillerismo, la de los hermanos Santillana, con vínculos en el gobierno y su aparato partidario, opuso la mayor resistencia”, cita en su página 73 el libro Cátedra en Vilo.

Exlíderes estudiantiles tienen muy fresco en su memoria los beneficios que gozaba el grupo de Santillana por su lealtad al rector José Garibay Ávalos. Alcohol, prostitutas y armas eran tan sólo algunos de los regalos que el aparato oficial concedía a la lealtad de “los santillanistas”.

Violento, represivo y gris en lo académico, según recuerda uno de sus compañeros en la UAP que solicitó el anonimato, Santillana Santillana fue pieza clave en el conflicto estudiantil de la década de los sesenta.

“El doctor José Garibay Ávalos, ligado a las pretensiones oficiales de ejercer un dominio directo sobre la universidad, adoptó un conjunto de medidas tendientes a reducir la influencia de los desarticulados grupos liberales. Por consiguiente, a través de prebendas y en contubernio con grupos estudiantiles de derecho, logró el control del Directorio Estudiantil Poblano, una genuina organización formada al calor de la lucha popular-estudiantil de 1964”, menciona Jesús Márquez en su libro.

Como resultado de la represión del rector, cita Cátedra en Vilo, los grupos de izquierda y las juventudes comunistas se organizaron en el movimiento 13 de marzo y la sección local de la Confederación de Estudiantes Democráticos: “En respuesta los garibayistas destruyen las escuelas de Físico-Matemáticas, Economía y preparatoria Benito Juárez”.

En junio de 1968, “los santillanistas” irrumpieron en el proceso de elección para renovar el Directorio Estudiantil Poblano, agrediendo a las fuerzas democráticas. Este episodio marcaría la historia de la UAP, dejando el primer muerto como saldo del conflicto entre estudiantes.

“Dos días antes de los comicios (11 de junio del 68), los estudiantes democráticos se dirigían a la casa del oficial mayor de la UAP, doctor Arturo Santillana, para protestar por los atropellos que cometiera la planilla santillanista Trébol Círculo Azul en la preparatoria diurna, cuando desde la residencia de dicho funcionario, un grupo dirigido por Ernesto Santillana respondió con tiros a los gritos de los manifestantes, arrojando la tregua un muerto y nueve lesionados con armas de fuego”.

“Enardecidos por la agresión sufrida, los democráticos sitiaron la casa; la policía intervino para proteger a los agresores: ocultó las armas y se negó a informar sobre el paradero de los cabecillas”, relata el libro Cátedra en Vilo.

Como resultado de la balacera acaecida justo en frente de casa de los Santillana, ubicada en la 5 Oriente y 4 Sur, un grupo de once catedráticos y miembros del consejo universitario responsabilizaron de la tragedia al gobierno del estado, “por proporcionar subsidios y prebendas” a los porros.

“Fue famoso ese enfrentamiento frente a casa de los Santillana es muy representativo de esa época violenta”, define Díaz Cid sobre la balacera que marcaría la pauta para un tristemente célebre lustro de asesinatos y desapariciones en la UAP.

Aunque en el imaginario popular se tiene la concepción de que en esa etapa las discrepancias entre los estudiantes correspondían a diferencias ideológicas entre liberales y conservadores, Díaz Cid sostiene que el conflicto era mucho más simple: “No hubo un debate ideológico, sino de jaloneo de fuerzas que llegó a los balazos.”

Ernesto Santillana Santillana no terminó sus estudios en la UAP, sino en la Universidad Nacional Autónoma de México.

El 11 de julio de 1968 el Consejo Universitario, en sesión extraordinaria, acordó suspender en sus derechos universitarios a los 61 detenidos por la policía por presuntos responsables en la balacera frente a casa de los Santillana. También el oficial mayor de la UAP fue suspendido de su cargo.

“La lucha por eliminar el pandillerismo se prolongó por más de un año, lapso en el que comenzaron a fortalecerse a las posiciones de izquierda y a incidir en la idea de conformar un nuevo proyecto de Universidad”, concluye Jesús Márquez.

Y en lo que a la clase empresarial poblana respecta, considerada como pieza clave indispensable para financiar la eventual fundación de una nueva universidad -privada como en Guadalajara- en la Puebla de corte católico ultraconservador una vez llegado el momento, tenemos hoy en nuestros días lo siguiente tomado de un artículo publicado en La Jornada de Oriente:

10 familias controlan los cinco organismos empresariales de Puebla
Ernesto Aroche Aguilar
LA JORNADA DE ORIENTE
9 de octubre del 2006

Y la misma historia se repite en la CMIC, en donde el control, al menos en los últimos años, ha sido ejercido por dos familias cuyas cabezas más visibles son, por un lado. José Antonio Quintana Fernández, señalado como artífice en Puebla de El Yunque y miembro fundador del Frente Universitario Anticomunista (FUA) junto con Ramón Plata Moreno, y por el otro, Jorge Espina Reyes.

Quintana Fernández, además de ser considerado santón e ideólogo de la ultraderecha, logró mantener el control de la CMIC mediante su yerno, José Antonio Escalera, actual vicepresidente de la Coparmex, y a quien ya perfilan como posible sucesor de Luis Mora Velasco, y Juan Escutia, yerno de Manuel Díaz Cid, miembro fundador de la Universidad Popular Autónoma del Estado de Puebla (UPAEP), y también ideológo conservador que aceptó públicamente su pertenencia a El Yunque.

La cercanía ideológica de los empresarios de origen español con el franquismo los colocó del lado de la derecha más radical; no es gratuito que se coloque a Puebla como cuna de la ultraderecha y de El Yunque.

La historia de El Yunque, que ha circulado en los medios y en algunos libros periodísticos, coloca a José Plata Moreno como el artífice de esa organización secreta y de ultraderecha. También en Puebla se gestó un grupo de choque entre jóvenes universitarios conocido como el Frente Universitario Anticomunista, que en su momento encabezó el también ex presidente de la Canaco en el estado, Paredes Moctezuma.

La Coparmex ha sido el otro bastión de la ultraderecha poblana coptada además por unas cuantas familias: los Rodríguez Regordosa; unión de los herederos de los Regordosa Valenciana (quienes en su momento han encabezado al CCE y a la Canacintra) y los Rodríguez Concha, familia fundadora de la UPAEP y de El Yunque; la familia Pellico, lo mismo que los Solana, con presencia constante además en la Canaco y la Canacintra, los García Teruel y los Rodríguez Posada (sin relación familiar con los otros Rodríguez), las familias Sierra Michelena (cuyo patriarca Rogelio dio un vuelco político en los últimos meses al pasar del rechazo al apoyo incondicional al gobierno marinista) y los Del Castillo, cuyo heredero, Javier del Castillo Sierra, ya se ha colocado dentro de los círculos más cercanos a la dirección de ese organismo.

De este modo, así como la revolución bolchevique rusa y la diseminación de ese fraude literario conocido como Los Protocolos de los Sabios de Sión les proporcionó a Hitler y a sus seguidores el medio ideal para conquistar el poder en Alemania, y así como los intentos del gobierno federal por implantar la educación socialista en México le proporcionó a los oponentes ex-Cristeros la justificante para fundar una universidad de corte ultraderechista en Guadalajara simpatizante del Nazismo alemán, del mismo modo el proteccionismo dado por el Rector José Garibay Ávalos a grupos porriles de control proporcionó a los oportunistas llegados de fuera el pretexto ideal para intentar repetir en Puebla lo que había ocurrido en Guadalajara. Y así pues, los inquietos extremistas de la Perla del Bajío, los mismos que de haber triunfado Hitler habrían estado destinados a ser una pieza importante en los planes de expansión mundial de la Alemania Nazi, sin poder dar crédito ante la maravillosa oportunidad que les presentaba el destino dados los sucesos violentos que estaban acaeciendo en Puebla sumados a la existencia de una acaudalada clase empresarial rodeada por una sociedad mayoritariamente católica, no vacilaron ante la oportunidad de continuar enviando gente suya con la misión de correr entre los universitarios poblanos la idea de fundar otra universidad, una universidad particular. Naturalmente, para que no hubiera sospechas de algún tipo de agitación externa, estos individuos jamás se identificaron ante ningún estudiante poblano como individuos relacionados con la Universidad Autónoma de Guadalajara, lo cual hubiera mandado al traste con sus planes. Era necesario actuar con mucho sigilo y mucha secrecía, algo en lo cual los agentes de la UAG eran expertos consumados. Irónicamente, si el Rector de la Universidad de Puebla se llamaba José Garibay, el Rector de la UAG se llamaba Luis Garibay, aunque sin ninguna relación de parentesco directo. Y ciertamente, sin nada en común ideológicamente.

Los conflictos creados por los ya mencionados Santillanistas dentro de la UAP en 1968 se vieron magnificados a raíz del conflicto estudiantil vivido principalmente en la Ciudad de México, el cual derivó en la matanza estudiantil en Tlatelolco en ese mismo año llevada a cabo por tropas del Ejército mexicano lanzadas a diestra y siniestra por un paranoico Presidente Gustavo Díaz Ordaz que hasta el final de sus días sostuvo la creencia de que tan brutal represión era necesaria para “salvar al Estado Mexicano de una conspiración comunista urdida para derrocar al gobierno y tomar el poder”, argumento con demasiadas similitudes al argumento ultraderechista de “la gran conspiración judía masónica comunista”, y aunque ninguno de los gobiernos que sucedieron a tan represivo régimen -epítome de un presidencialismo absolutista- pudieron presentar jamás prueba alguna sobre la existencia de esa supuesta “conspiración comunista” que movió a Díaz Ordaz a ordenar la matanza, lo cierto es que sí había una conspiración, pero no forjada por la izquierda sino por una ultraderecha encubierta actuando en el mayor de los sigilos. A la masacre en la Ciudad de México se sumó la tensión provocada por la Guerra de Vietnam, la cual la extrema derecha argumentaba que era parte del “plan para permitirle al comunismo internacional apoderarse de Asia”. Y aunque a fin de cuentas Estados Unidos fue derrotado por vez primera en su historia, el comunismo no se apoderó de Asia como habían pronosticado los extremistas, y a fin de cuentas se tuvo que aceptar la realidad histórica de que el conflicto en Vietnam era derivado de una guerra civil en la cual ni Francia ni Estados Unidos se deberían de haber metido desde un principio. De cualquier modo, en su momento, todos estos argumentos conspiratorios fueron manejados hábilmente por los verdaderos conspiradores para fomentar una histeria anticomunista entre un creciente segmento del estudiantado universitario poblano que estaba siendo ultraderechizado.

Es así como, a raíz de los enfrentamientos que se estaban llevando a cabo dentro de la Universidad Autónoma de Puebla, enfrentamientos que en su mayor parte no eran fortuitos sino provocados deliberadamente en base a un plan premeditado del cual pocos tenían conocimiento, y tomándose el molde proporcionado por esa otra universidad de Guadalajara en donde había ocurrido lo mismo, se llevó a cabo una escisión con la cual varios estudiantes y maestros se separaron para irse por su lado a fundar una universidad privada. Fue así como, cinco años después del inicio de los graves conflictos internos y enfrentamientos que estuvieron sacudiendo a la Universidad Autónoma de Puebla atizados y alentados con la no tan desinteresada “ayuda” de gente extraña llegada de fuera, el 7 de mayo de 1973 a la 1:00 P.M. se realizó la ceremonia de fundación de la Universidad Popular Autónoma del Estado de Puebla en el ex-rancho la Noria, en el marco de una ceremonia que fue presidida por autoridades civiles y militares, así como por los miembros del Comité Permanente de la Ciudadanía Poblana, un evento al que asistieron no sólo los alumnos y maestros fundadores, sino también una gran cantidad de personas que iban desde sencillos locatarios de mercados y representantes de colonos hasta hombres de empresa, gerentes de bancos, presidentes de las cámaras de industria y comercio y público en general. Y entre los asistentes a esta ceremonia de inaguración de una la nueva universidad privada, había tres personas llegadas de fuera del Estado de Puebla, observando cuidadosamente todos los detalles de la ceremonia. Estos fuereños habían ido no como simples testigos de un acontecimiento histórico sino como participantes encubiertos en el seguimiento de un gran proyecto que se estaba echando a echar a andar a escala nacional, un proyecto en el cual Puebla había sido escogida ya como piedra angular para ser añadida a la construcción de ese nuevo proyecto. Ningún poblano hubiera sido capaz de identificar a estos tres mezclándose entre la multitud ahí presente. ¿Cómo podrían, tratándose de gente acostumbrada a operar en la mayor de las secrecías, tratandose de gente cohesionada por terribles juramentos de lealtad y un entrenamiento doctrinario extremista impartido y remachado en sus mentes a lo largo de varios años?

De este modo, al igual que como había ocurrido en Guadalajara en los años treinta, en donde se tenía a dos universidades, una privada (la Universidad Autónoma de Guadalajara, la UAG) y una pública sostenida por el Estado (la Universidad de Guadalajara, la UdeG), en la capital del Estado de Puebla se llegó exactamente a lo mismo, una universidad privada bautizada por sus fundadores como la Universidad Popular Autónoma del Estado de Puebla (UPAEP), y una universidad pública, la Universidad Autónoma de Puebla, la cual tiempo después (el 2 de abril de 1987) sería rebautizada como la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (BUAP).

Un libro frecuentemente citado entre los universitarios poblanos que contiene una gran variedad de datos relacionados con la fundación y desarrollo de la UPAEP es el libro del Lic. Juan Louvier Calderón, Director del Instituto de Investigaciones Humanísticas de la UPAEP, titulado “Autonomía Universitaria: Luchas de 1956 a 1991: Génesis de la UPAEP”, publicado -naturalmente- por la misma Universidad Popular Autónoma del Estado de Puebla. Sin embargo, Spectator hace la advertencia a sus lectores de que el autor de este libro es un venerable individuo cocinado entre las doctrinas propaladas por los propagandistas de la extrema derecha, razón por la cual su libro deja deliberadamente muchos detalles fuera. Ciertamente, en este libro no se hace mención alguna a la injerencia que en la fundación de la UPAEP tuvieron personas llegadas de fuera de Puebla interesadas en inyectar desde un principio a escondidas una ideología radical entre el estudiantado poblano, algo para lo cual ya contaban con varios maestros “entrenados” en la filosofía extremista que se quería empezar a diseminar en dicho estado. Para quienes encuentren la filiación ultraderechista pro-Yunquista de alguien tan “respetable” como el Lic. Louvier Calderón algo difícil de creer, se mencionará aquí su activismo en el revisionismo histórico que constantemente está llevando a cabo la extrema derecha. Por ejemplo, en el portal “Conocereís de Verdad”, Louvier Calderón reproduce en un artículo suyo titulado “Las Nuevas Naciones de América” una fantasía repetida anteriormente una y mil veces por otros como él, la fantasía de que la Conquista de América por parte de la España “católica” fue algo generoso y desinteresado en lo que no mediaba la ambición material humana alguna, sólo “la salvación de las almas de los indígenas”. Lo siguiente es lo que pone Louvier Calderón en una apología suya similar a la que podemos encontrar en el libro America Peligra del endurecido ideólogo nazi-fascista Salvador Borrego:

Ya desde el año 1493, en las instrucciones dadas en Barcelona por los Reyes Católicos a Cristóbal Colón antes de partir a su segundo viaje, señalaban: “Deseando los monarcas el aumento y acrecentamiento de la fe católica, mandan y encargan al dicho almirante que procure por atraer a los moradores de aquellas islas a la fe católica (…) Tratar bien y amorosamente a los indígenas y promover el contacto y la familiaridad mutuos y mostrarse severos contra los que estorbaren esa amigable concordia.” (Comentario: Después de sus experiencias personales con los Conquistadores españoles Hernán Cortés y Francisco Pizarro y las carnicerías emprendidas por estos militares-saqueadores, el Emperador Azteca Cuauhtémoc y el Emperador Inca Atahualpa seguramente no habrían estado muy de acuerdo con eso del “trato amoroso” dispensado a los indígenas, algo en lo cual los hechos históricos dicen más que las palabras.)

El Lic. Louvier Calderón y otros como él siempre fingen “olvidar” (o tratan de minimizar) convenientemente el hecho de que una de las primeras acciones llevadas a cabo en la Independencia de México por el Padre de la Patria Don Miguel Hidalgo fue la abolición de la esclavitud. Si el Cura de Dolores abolió oficialmente la esclavitud en México, es porque ésta ya existía desde hace mucho tiempo atrás (no se puede abolir algo que no existe). Y existía con las plenas bendiciones de los reyes “católicos”. De hecho, ocho años antes del estallido independentista que aboliera la esclavitud en México, el tráfico de esclavos ya se había abolido en Inglaterra en 1802, y si México no se hubiera independizado de España y nada hubiera cambiado, seguramente la esclavitud seguiría persistiendo aún en todo el país. Y como los indios esclavizados no bastaban para estar extrayendo las enormes reservas de oro y plata que un insaciablemente voraz imperio español necesitaba para sus guerras sin fin y para poder mantener al mismo tiempo su estilo de vida, fue necesario importar negros esclavos desde el África. Los negros que hay en Estados como Veracruz son descendientes precisamente de esa época de tráfico de esclavos auspiciada y promovida con todas las bendiciones y parabienes de los “católicos” Reyes, los cuales para mantener a sus colonias en el redil hicieron su consabida alianza con la Santa Inquisición que también llegó a su fin justo cuando a España se le sublevaron sus colonias. (Sobre las apologías hechas por los ultraderechistas mexicanos del Imperio Español de antaño que dicho sea de paso sólo reproducen los mismos argumentos esgrimidos por la literatura auspicada por los revisionistas históricos adscritos a la Falange del dictador Francisco Franco, Spectator sólo tiene una cosa que agregar: ¡Qué bueno que los Reyes “católicos” de antaño eran -o se decían- devotos cristianos, porque si con ello de todos modos bendecían y daban todo tipo de parabienes a la práctica del esclavismo y al uso de la Santa Inquisición como medio de control político enmascarado con el argumento de ser una institución para “la defensa de la fé”, ¿que hubiera sucedido de no haber sido ellos tan devotos cristianos? ¡Ni pensarlo siquiera!) No sólo el muy devoto y católico Imperio Español practicó liberalmente el esclavismo en América. La también “católica” Portugal inundó lo que hoy es Brasil con cientos de miles de esclavos negros desarraigados del continente africano para ser explotados y sometidos en el nuevo mundo a los más extenuantes trabajos y a las más humillantes condiciones imaginables. Prácticamente la totalidad de los negros y mulatos que hay en Brasil son descendientes directos de éste esclavismo católico. Del mismo modo, la totalidad de los negros que habitan en Cuba son descendientes de los africanos traídos en cadenas con los parabienes dados por los catolicísimos Reyes de España. ¿Y qué decir de Haití, la gran mayoría de cuya población es negra? (Al año 2006, Haití tenía una población de 8.300.000 habitantes, de la cual el 97.5% es negra y el restante 2.5% es blanca.) Ninguno de sus ancestros fueron africanos que construyeron embarcaciones con las cuales se trasladaron hacia el otro lado del mundo para poblarlo. También ellos fueron arrancados y desarraigados del África, merced a una tradición esclavista iniciada con todos los parabienes del mundo dados por el “católico” Rey de Francia Luis XIV a los traficantes de esclavos.

En el mismo artículo “Las Nuevas Naciones de América”, curtido al fin y al cabo en las teorías conspiratorias neo-Nazis acerca de “la gran conspiración judía masónica comunista”, Louvier Calderón no se pudo aguantar las ganas de meter algo acerca de la masonería con el siguiente comentario:

El regalismo de los (Reyes) Borbones españoles fue astutamente alentado por varios personajes de la Corte que pertenecían a una sociedad secreta nacida en ese mismo siglo XVIII y que desde entonces profesa un odio tremendo a la Iglesia Católica: la Francmasonería. (Comentario: El énfasis en estas últimas palabras no fue puesto por Spectator, fue puesto por el mismo Juan Louvier Calderón, un énfasis requerido por los revisionistas de la Historia para enmarcar todo dentro de “la gran conspiración judía masónica comunista”.)

Las nuevas élites directivas que se hacen del poder en la Iberoamérica desgarrada, reniegan de sus raíces indígenas, de sus raíces hispanas y de sus raíces cristianas, para caer en una burda y ramplona copia de lo que estaba de moda en otras latitudes. Lo que es meramente imitado será siempre una mala copia, pero será mucho peor si lo que se imita conlleva una traición contra la propia identidad.

En este sentido, el caso de México es especialmente patético: el Partido liberal y la masonería yorkina se lanzaron a copiar a los Estados Unidos hasta en el nombre; y sus enemigos, el Partido conservador y la masonería escocesa se lanzaron a copiar a Francia.

Siguiendo las prédicas de los textos clásicos de la ultraderecha con una fuerte influencia de las ideas propaladas por la Falange Española, Louvier Calderón sostiene la fantasía según la cual, de no haber sido por las ideas pregonadas por la masonería en aquél entonces, el Imperio Español católico habría perdurado hasta nuestros días. Sin embargo, la Corona Británica -que no era católica- también perdió la mayoría de sus posesiones en el nuevo mundo -exceptuando sus dominios en Canadá- cuando en América se le sublevaron sus trece colonias. Y la presencia del Imperio portugués, rival del Imperio Español, en Sudamérica, también se colapsó, un colapso en el cual la masonería no tuvo absolutamente nada que ver, ya que fué Don Pedro I, el hijo mismo del Rey de Portugal, quien el 7 de septiembre de 1822 proclamó la independencia de Brasil de la Corona portuguesa. Tratar de atribuírle a la masonería el mérito total -o la culpa total, según la versión de la Historia que se esté consultando- de los movimientos independentistas de América es querer darle un mérito -o una culpa- que no se merece. La cruda realidad que las cabezas duras representativas del neofascismo se obstinan en soslayar es el hecho de que, con o sin la presencia de las ideas de corte liberal que estaban siendo difundidas por la masonería -ideas “raras” tales como la pluralidad, la tolerancia y el respeto pleno hacia las creencias de otras religiones-, tanto el Imperio Español como la presencia de los ingleses y los portugueses y los franceses en el continente americano habría terminado por colapsarse irremediablemente, en virtud de muchos otros factores sociales y económicos en juego. Y en última instancia, tarde o temprano cualquier colonia se cansa de estar siendo exprimida de sus recursos naturales con muy poco o nada a cambio dejado por el colonizador invasor que se lo lleva casi todo al otro lado del mundo para despilfarrarlo de la manera más estúpida como lo hizo el “católico” Fernando VII. (Todavía hasta nuestros días se siguen encontrando en el fondo del mar cargamentos extraordinarios de oro y plata que representan tan sólo una ínfima parte de las cuantiosas riquezas y tesoros que el “católico” Imperio Español estuvo saqueando de sus colonias a costa de mucha sangre, dolor, sufrimiento, esclavismo y muerte; y todo para que a fin de cuentas no les quedara casi nada a sus descendientes de tan incalculables y mal habidas fortunas que terminaron siendo derrochadas en un dispendio que raya casi en lo criminal. Los ultraderechistas mexicanos, fieles a las fantasías propaladas por la Falange Española en su revisionismo de la Historia, nunca han cesado de hacerle coro a los apologistas ibéricos, tratando siempre de justificar de mil y un maneras con argumentos torcidos las “bondades” de la Colonia.) El colapso del Imperio Español era tan inevitable a la larga que tratar de impedirlo hubiera sido como tratar de impedirle al agua seguir su cauce natural en los ríos. Sin embargo, resulta cómodo, muy cómodo para la extrema derecha, el querer echarle toda la culpa de los movimientos independentistas que hubo en el continente americano a los masones de antaño, sólo porque esto embona muy bien dentro de la estrafalaria doctrina acerca de “la gran conspiración judía masónica comunista” para el dominio del mundo.

Naturalmente, Juan Louvier Calderón no se pudo contener las ganas de elaborar un libro suyo con su propia versión acerca de la “verdadera” historia de México, un libro titulado Historia Política de México, publicado por Editorial Trillas en el 2004, con el fin de que dicho libro sea utilizado como libro de texto en las instituciones de enseñanza de nivel medio superior. Para ser complementado -fuera de clase, naturalmente- por el texto “clásico” de la ultraderecha sobre la “verdadera” historia de México (al decir de la ultraderecha), América Peligra, del pseudo-historiador neo-fascista Salvador Borrego Escalante, con el cual el libro de Louvier Calderón no tiene contradicción alguna. Esta obra se suma a otros libros del mismo Louvier Calderón, tales como “El sentido de la vida. Posmodernidad y teología de la liberación” (editado por EDAMEX), “Las amenazas a la identidad cristiana” (editado por EDAMEX), “La Tragedia del Humanismo Ateo” (editado por EDAMEX) y “La Cruz en América” (editado por la Librería Parroquial de Clavería).

Establecida la faceta ultraconservadora de Juan Louvier Calderón, debe resultar evidente que en su libro acerca de la historia de la fundación de la UPAEP no aparecen muchos datos que fueron omitidos deliberadamente de dicho libro. No aparece en el libro mención alguna sobre las “visitas” frecuentes que individuos procedentes de la ciudad de Guadalajara estuvieron efectuando a Puebla mucho tiempo antes de la fundación de la UPAEP, como tampoco se habla acerca de la influencia perniciosa y nociva que dichos individuos tuvieron en la creación del cisma que eventualmente sacudió a la Universidad de Puebla. Tampoco se identifica ni se habla claramente de la careta neo-Nazi de varios de los fundadores de la UPAEP así como la adherencia a estas ideologías de varios de los ricos financieros que los apoyaron en la construcción de la UPAEP. Nada sobre esto aparece en el libro de Louvier Calderón. El libro, en efecto, es la historia “oficial” de la creación de la UPAEP según la extrema derecha. Así es como hay que tomar e interpretar todo lo que nos dice dicho libro, el cual de cualquier manera sigue siendo una buena fuente de consulta para una gran cantidad de datos que no han sido preservados en otras hemerotecas.

Acabamos de bosquejar la mentalidad de uno de los egregios pilares de la Universidad Popular Autónlaoma del Estado de Puebla, la mentalidad del Doctor Juan Louvier Calderón. Y como él hay más en la UPAEP. Esta es la mentalidad que permeaba entre los fundadores de la misma. ¿Es de asombrar entonces que ya desde sus mismos orígenes esta universidad particular estaba predestinada a convertirse en un semillero de profesionistas neo-Nazis, tal y como los Tecos de la Autónoma de Guadalajara querían que fuese? No podía ser de otra manera, porque es precisamente así como se había planificado que ocurriera en Puebla mucho antes de que se llevara a cabo la fundación de la UPAEP.

No sería sino hasta finales del siglo XX cuando un grupo de universitarios brillantes de la Universidad Iberoamericana emprendería por vez primera en la historia de México un trabajo serio de investigación y análisis sobre las “evidencias” y los argumentos presentados por los dos libros clásicos utilizados por la extrema derecha mexicana para fanatizar a los jóvenes y a los adultos de habla hispana, Derrota Mundial y América Peligra. Y, consistentemente, se fueron topando con mentira tras mentira, falsedad tras falsedad, todo ello documentado con pleno rigor académico. ¡Prácticamente toda la ideología estaba construída sobre una pirámide de mentiras! Pero esto no fué lo único que descubrieron. Tras entrevistas llevadas a cabo en la mayor de las confidencialidades en varias ciudades del país, pero principalmente en la ciudad de Guadalajara, descubriendo que estaba pulsando algo monstruoso, algo de lo cual muy pocos se atrevían a hablar abiertamente, algo cuyo poderío iba creciendo a pasos agigantados alimentado por una influencia maléfica dispuesta a todo con tal de colmar sus ilimitadas ansias y aspiraciones de poder. Ciertamente, este ente maligno debería saber perfectamente que la propaganda que estaba promoviendo para reclutar adeptos y seguidores era una larga cadena de mentiras, un vasto revisionismo de la Historia. Si los investigadores de la Universidad Iberoamericana lo descubrieron al momento de examinar detenidamente la propaganda, ciertamente quienes estuvieron construyendo dicha propaganda mentira por mentira se deberían haber dado cuenta de ello, puesto que casi todas esas mentiras eran mentiras hechas deliberadamente, con mala fé. No se trataba de meras equivocaciones involuntarias, se trataba de falsedades hechas con pleno conocimiento de causa, lo cual comprobaba una mala intención en la construcción de dicha propaganda. Ninguna de estas cosas se conocían en la ciudad de Puebla (ni en ninguna otra ciudad de la República Mexicana) cuando las librerías de Puebla comenzaban a ser inundadas con esta propaganda enajenante en los años cincuenta. Y poco a poco, uno por uno, varios poblanos fueron cayendo en las redes de la propaganda, sin saber que se estaban convirtiendo en candidatos para ser utilizados como carne de cañon para algo siniestro que estaba siendo tramado lejos de Puebla.

Naturalmente, el revisionismo de la Historia que pretende llevar a cabo la ultraderecha no está circunscrito únicamente a universidades privadas como la UAG o la UPAEP. Las intenciones son implantar la nueva versión de la Historia en las escuelas públicas de todo el país, con la misma amplitud y extensión con la cual el gobierno federal en otros tiempos quiso implantar la educación socialista. El objetivo es apoderarse de las mentes de los jóvenes desde temprana edad para convertirlos en dóciles seguidores del nuevo orden. Esto debe quedar claro con la lectura del siguiente editorial:

¿Versión YUNQUE de la historia?
Leopoldo Mendivil
LA CRONICA
23 de Junio del 2004

Álvaro Delgado, colega periodista y autor del libro El Yunque. La Ultraderecha en el Poder, adelantó un año el anuncio que la semana pasada la Secretaría de Educación Pública le dio al país.

En la página 193 de su extenso y documentado reportaje, Delgado consignó que Jesús Díaz Cid, miembro del terceto que actualmente jefatura a la Organización Nacional del Yunque —los otros son Federico Müggemburg y Guillermo Velasco Arzac—, “emplazó a Fox, aun antes de que tomara posesión, a hacer cambios urgentes en la educación, como la actualización de los libros de texto gratuitos, una vieja demanda de los sectores ultraconservadores”. El texto prosigue así:

“Según una nota de El Financiero, fechada el 7 de octubre de 2000, (Díaz Cid) ‘pidió una revisión y actualización de los libros de texto gratuitos, donde se dé una justa dimensión a la situación previa al movimiento independentista de 1810 y recuperar el periodo del Virreinato, porque ahí nació México, no después de la Independencia encabezada por Hidalgo, Morelos y la Corregidora.”

En la página siguiente, Álvaro Delgado hace referencia a una conferencia que Díaz Cid impartió en la UPAEP —Universidad Popular Autónoma del Estado de Puebla—, donde dejó el siguiente, premonitorio mensaje:

“Fox no puede permitir amenazas del PRI en el sentido de que no le permitirá hacer cambios en el sistema educativo, porque considera que deberá reestudiarse la historia y darle su lugar a Agustín de Iturbide y a Porfirio Díaz, y acabar con mitos como Benito Juárez y las Leyes de Reforma, que siguen dividendo a la sociedad.”

Bueno, pues el proceso está en marcha. Como usted sabe, el viernes pasado el subsecretario de Educación Básica y Normal de la SEP, Lorenzo Gómez Morín, anunció el proyecto de Reforma Integral para Educación Primaria, y en conferencia de prensa declaró que “en la materia de Historia, la de México ocupa un lugar prominente en la currícula, y que la etapa prehispánica se abordará en la primaria, para seguir con el periodo que va del siglo XV hasta nuestros días... Para ello, afirmó, se fortalecerá la enseñanza de esta materia en tercero, cuarto y quinto grados de primaria...”

...Y ya en secundaria el tratamiento de la historia nacional será “suficiente” para aquellos alumnos que no pretendan una especialización en el tema.

Con una intencionalidad del otro lado de “la geometría política” el gobierno de Luis Echeverría realizó una “reforma educativa” que minimizo a un ridículo absurdo la enseñanza de la historia nacional para dar cabida a la cubana, a la china, a la soviética... Pero andando los años el país se encontró con generaciones de jóvenes que nada, prácticamente, sabían sobre el pasado de su país y con que en ellos había florecido ostentosamente el proceso de desnacionalización en grado tal que si les pregunta, más saben del “gansito Marinela” que de don Miguel Hidalgo y Costilla.

Ahora el propósito quizá se encamine, como hace casi cuatro años demandó Díaz Cid, a “una justa dimensión a la situación previa al movimiento independentista de 1810 y recuperar el periodo del Virreinato”, y a “darle su lugar a Agustín de Iturbide y a Porfirio Díaz, y acabar con mitos como Benito Juárez y las Leyes de Reforma, que siguen dividendo a la sociedad.”

Un nuevo, gravísimo frente en la disputa por la nación, nuevamente a través de su historia y como continuación de la lucha que tiene ya a un buen número de templarios mexicanos en las sedes del poder...

El gran secreto sobre lo que estaba sucediendo en Puebla no habría de durar mucho tiempo. Veamos lo que dijo en el año 2004 el conocido articulista de PROCESO Álvaro Delgado cuando ya desde entonces estaba investigando algo casi increíble que había llegado a sus oídos por boca de varios desertores denunciando algo que parecía sacado de una pesadilla:

Análisis político: Los secuestros del Yunque
Álvaro Delgado
Agencia APRO
México, D.F., 10 de junio del 2004

La inobjetable demanda ciudadana a las autoridades de todos los niveles de gobierno para garantizar su integral personal y patrimonial en todo el país, porque por desgracia en todas partes ocurre, no es ajena al combate político, que ha polarizado a la sociedad y que amaga con conducir a la confrontación.

Tan repudiable es la privación ilegal de la libertad, que agrade la convivencia y lesiona el tejido social, como otro tipo de secuestro con efectos análogos y que la sociedad tiene derecho a saber: el que, en el nombre de Dios, cometen a diario precisamente algunos de quienes hoy se levantan como representantes de la sociedad ante la delincuencia atroz.

Se trata de los miembros de la Organización Nacional de El Yunque, la que en el secreto controló al Frente Universitario Anticomunista, al Movimiento Universitario de Renovadora Orientación (MURO) y a Desarrollo Humano Integral y Acción Ciudadana (DHIAC), y que lo sigue haciendo con Provida, Ancifem y Coordinadora Ciudadana, entre otros membretes filopanistas.

Quienes erróneamente han pensado que esas agrupaciones juveniles eran asuntos del pasado, y que su hoja de servicios plagada de violencia y calumnia, deben echarle un ojo a la nómina del gobierno federal y los directorios del PAN para entender que están más presentes que nunca.

Para la extrema derecha en México representada por El Yunque no se desplomó el Muro de Berlín, y por tanto no hay ninguna implicación, ni ha cesado lo que consideran una conspiración de los judíos masones y comunistas, fuerzas que consideran satánicas. Por eso siguen secuestrando las mentes de jóvenes en todo el territorio nacional.

El secretario de Gobierno del Distrito Federal, Alejandro Encinas, abordó torpe o deliberadamente el tema de El Yunque, el martes 8, al involucrar a Televisa en una lanzada política, lo que desvió la atención de cómo esa organización secreta, incrustada hasta la médula en el PAN, secuestra y manipula a jóvenes en todo el país.

Encinas afirmó que se enfrenta una campaña encabezada por el PAN, por su grupo El Yunque, muchos de cuyos miembros operan desde las propias oficinas de Los Pinos, que tratan de montarse en estas demandas ciudadanas legítimas --que debemos atender-- para denostar al gobierno de la ciudad.

Nomás eso faltaba, que el PAN no pretendiera capitalizar políticamente los errores e insuficiencias de sus adversarios políticos, así sea con acciones ilegales, en este caso contra Andrés Manuel López Obrador, como éste lo ha hecho con el gobierno de Vicente Fox, quien logró sorprender -en el 2000- la buena fe de quienes no conocían su ineptitud maquillada con propaganda.

Más allá de esta elemental queja, el involucramiento de Televisa --que reaccionó airadamente, como parte de su juego político-- impidió profundizar sobre cómo los miembros de la Organización Nacional de El Yunque, efectivamente, tratan de lucrar políticamente con la delincuencia, entre ellos Ramón Muñoz Gutiérrez, cuyo seudónimo es Julio Vértiz y quien es el principal consejero del ciudadano presidente.

Otros son Guillermo Velasco Arzac y José Antonio Ortega Sánchez, quienes desde los sesenta se dedican a secuestrar jóvenes en las escuelas para incorporarlos a una legión fanática que se ha visto involucrada en crímenes, como la de dos muchachos en el Cerro del Cubilete, en Guanajuato, en 1975.

El primero de esos personajes tiene como seudónimo Jenofonte, y quien antes de ser presidente de la Coordinadora Ciudadana, membrete de El Yunque, fue expulsado de México Unido contra la Delincuencia, una organización que surgió, en 1997, de la legítima indignación por los secuestros y que él aprovechó para beneficiarse económica y políticamente.

Exjefe de El Yunque en Guanajuato, que llegó a manejar un vehículo con el emblema del PRI, logró colarse al iniciar el sexenio foxista como director de Participación Ciudadana de la Secretaría de Seguridad Pública federal, hasta que Alejandro Gertz lo despidió, y Ramón Muñoz lo hizo asesor de Fox materia de seguridad pública, como solía presentarse públicamente.

Velasco Arzac se presenta ahora como miembro del consejo ciudadano que convoca a la marcha contra la delincuencia, prevista para el 27 de este mes, y que es un organismo de la Coparmex, donde ese personaje encontró empleo desde que regresó de Guanajuato. Con él vino uno de sus afiliados, Luis Felipe Bravo Mena, presidente nacional del PAN.

Jenofonte, cuyo hijo es publirrelacionista de Marta Sahagún, dirige la página de internet: yoinfluyo.com, que hace un par de meses convocó a recopilar firmas para exigir la renuncia de López Obrador, en una intentona golpista de ultraderecha que fracasó.

El otro activo convocante de la manifestación, Ortega Sánchez, miembro de El Yunque, es también integrante del Consejo Ciudadano de la Coparmex, actividad que mezcla con su papel de abogado del cardenal Juan Sandoval Iñiguez y miembro de la Comisión Mexicana de Derechos Humanos, otro membrete de la misma cofradía.

Cuñado de los hermanos Serrano Limón, Ortega Sánchez es un secuestrador de jóvenes, como Velasco Arzac, vinculados los dos con María de la Luz Lima Malvido, la exsubprocuradora de la PGR que pretendió, al margen de la ley, reabrir el expediente del asesinato del cardenal Juan Jesús Posadas Ocampo, para comprobar la hipótesis del complot para poder hacerlo santo.

Amparados en el secreto durante décadas, los miembros de la Organización Nacional de El Yunque ahora se dicen representantes de la sociedad, y no tienen siquiera la gallardía para asumir públicamente su militancia de extrema derecha.

El asunto no es menor, porque en todo el país existen, por miles, militantes de El Yunque dispuestos a morir y aun a matar en el nombre de Dios si así lo disponen sus jefes, que son precisamente quienes, vaya paradoja, medran políticamente con la legítima demanda ciudadana de frenar la delincuencia.

El Yunque existe, es sólido, fuerte, confesó públicamente, hace diez meses, uno de sus fundadores, Manuel Díaz Cid, profesor de la Universidad Popular Autónoma del Estado de Puebla (UPAEP), fundada precisamente por esa cofradía de juramentados y secuestradores.

Esta confesión, como la de los otros que están hartos de la manipulación de la fe, es el mejor antídoto para quienes pretenden seguir operando en las catacumbas de la política mexicana y que, como ahora se ha escrito, deben ser desenmascarados.

El Yunque, la ultraderecha que por definición es enemiga de la libertad y de la justicia, logró avanzar políticamente en México por mantenerse en el secreto durante medio siglo, cuando se fundó en Puebla, como matriz de los Tecos de la Universidad Autónoma de Guadalajara (UAG).

Rota la alianza con éstos, que implicó una confrontación que hasta la fecha existe, El Yunque mantuvo como hasta ahora su estrategia de reclutar y adiestrar a jóvenes secuestrar, insisto-, una conducta que obviamente se contrapone a los principios democráticos.

En la marcha del 27, habrá sin duda muchos, muchísimos ciudadanos hartos de la violencia y víctimas de la misma, sí, pero también se desplegarán los secuestrados de El Yunque, los soldados de Dios. Y serán exhibidos.

A diferencia del poblano Ramón Plata Moreno que terminó cayendo en desgracia, el profesor de la UPAEP Manuel Díaz Cid nunca estuvo realmente enterado acerca de la presencia de esta gente llegada fuera del Estado de Puebla que tuvo un papel importante en la generación de los conflictos y acontecimientos que llevaron directamente a la fundación de la Universidad Popular Autónoma del Estado de Puebla. De haberlo sabido, posiblemente ya estaría muerto como Ramón Plata Moreno, porque en México hay secretos demasiados pesados para que los afectados puedan tolerar la más mínima posibilidad de que alguien que esté titubeando los pueda poner al descubierto, secretos cuya develación pueden poner en jaque grandes intereses ocultos tanto políticos como económicos.

Gracias a las revelaciones de poblanos que, por fin, preocupados por lo que estaba sucediendo optaron por romper el silencio aún a costa del riesgo de exponer sus propias vidas, la información continuó fluyendo, revelando algo francamente terrible, preocupante. Al presionar adelante con sus investigaciones, el columnista de PROCESO Álvaro Delgado encontró a su paso más gente ansiosa por hablar, en cuyos ojos se veía reflejado el temor de hablar sobre lo que estaba sucediendo, gente que temía por su vida dado lo delicado de lo que estaba revelando.

Esto se vuelve más claro con la lectura del siguiente fragmento del mismo Álvaro Delgado publicado en el 2003, aparecido originalmente como un artículo en la revista PROCESO y publicado posteriormente en el libro El Ejército de Dios: Nuevas revelaciones sobre la extrema derecha en México bajo el encabezado “El Yunque hoy”:

En medio del tumulto, la joven se aproximó y me tendió la mano. Al corresponder al saludo, dejó en mi palma una hoja de papel doblada.

—Véala hasta que esté solo —me advirtió antes de que pudiera decir algo y se marchó.

A solas, desdoblé el papel de su cuaderno escolar. Tenía un nombre, una dirección de correo electrónico y unas palabras de impecable caligrafía, que me dirigía:

“Yo fui durante cuatro meses militante del Yunque. Si está interesado en conocer mi experiencia, le doy mi dirección de correo para que se ponga en contacto conmigo. Le suplico discreción, ya que tengo miedo a las represalias que ellos pudieran tomar. Mil gracias.”

Le escribí de inmediato, y dos días después conocí su experiencia sobrecogedora, descrita en siete cuartillas a renglón seguido.

El relato remata así: “Tanto fue el daño que, en vez de acercarme más a Dios, me alejé de la Iglesia”.

Fue en junio. En el 2004. En Durango, en el norte del país.

En agosto de 2003, en León, Guanajuato, una familia contó su drama. Una joven, asidua a los ejercicios espirituales de la parroquia, repen-tinamente trastocó su habitual comportamiento. Se tornó hosca, introvertida. Era otra. Enmudecía ante el interrogatorio paterno y justificaba ausencias inexplicables. Riñó con padres y hermanos. Después se supo. Estaba en la Organiza- ción, comprometida por sobre todas las cosas.

En Puebla se hilvanan muchas historias, subterráneas casi todas, como la que nos cuenta el catedrático Manuel Díaz Cid.

Acompañado de su esposa, Encarnación Terés, hacía sus rutinarias compras en un supermercado de la capital, el sábado 30 de agosto de 2003, cuando le explotó el insulto en el rostro:

— ¡Traidor! El sujeto que le había espetado esto, miró con desprecio a Díaz Cid y se escabulló entre los anaqueles, tembloroso de ira.

Tres días antes, Díaz Cid, catedrático e investigador, había reconocido, en el diario La Jornada de Oriente, que la Organización Nacional del Yunque “existe, es sólida, creciente, fuerte”, y que cuenta con militantes a lo largo de todo el territorio mexicano.

Dolido por la inquina, Díaz Cid se sobrepuso y el lunes 1 de septiembre, la mañana del mismo día en que Vicente Fox rendía su tercer informe de gobierno, dio detalles sobre la Organización Nacional del Yunque en la Universidad Popular Autónoma del Estado de Puebla (UPAEP), la institución que fundó esa estructura secreta y que hasta la fecha es un semillero de militantes.

Un retrato de Francisco Franco pendía en la principal pared de su habitación. El dictador como ejemplo de temple ante la barbarie anticristiana que se abatía sobre México. Hostil el consorcio comunista en la Universidad de Puebla, era preciso enfrentarlo.

No había que ser ingenuos: el judaísmo se encubría en las logias y en los comités rojos "comunistas". Y la triple alianza sólo podía vencerse con sus mismas armas, desde la oscuridad, en secreto.

Así nació la Organización Nacional del Yunque, en 1953, matriz de organismos concebidos como escuadras contra el enemigo.

Díaz Cid fue el número doce de medio centenar de jóvenes que juraron, desde entonces, llegar inclusive al sacrificio para frenar la ola roja y judía, enemiga de la civilización cristiana. Y, contrarrestado el peligro, edificar la Ciudad de Dios. (Comentario: La Ciudad de Dios es un burdo plagio de un concepto del mismo nombre expuesto por vez primera por San Agustín, una obra en la que San Agustín trata sobre temas de la más diversa índole.)

“Aunque ustedes no lo crean, en aquel entonces éramos priistas. Pero con todo lo que sucedió cambiamos. Y luego pensamos que el poder no se debía votar, sino arrebatar”, confesó a los estudiantes el fundador del Frente Universitario Anticomunista (FUA), del que fue su segundo presidente, en 1961.

“Hace cincuenta años, cuando entré al Yunque, era de ultraderecha. Éramos exclusivos y excluyentes. Hoy me desdigo.”

Retirado recientemente de la Organización, de la que fue miembro de una especie de Estado Mayor —estratega encargado de información y análisis a nivel nacional—, Díaz Cid ha dejado el paso a los jóvenes, incrustados en numerosos membretes, y que sobre todo han penetrado al Partido Acción Nacional (PAN) en todos los estados y a los tres niveles de gobierno.

“Es un grupo muy grande”, me dijo en una charla que tuve con él después de que, por primera vez en Puebla, un militante reconoció públicamente y dio detalles sobre esa organización que él fundó, inspirada en los cruzados medievales, en la idea de sacrificio de Francisco Primo de Rivera, el combatiente franquista, y en la idea de la conspiración mundial de judíos, comunistas y masones.

—¿Cuántos, don Manuel? ¿Miles?

—Sí, sí, es un grupo muy grande. En efecto, camadas de militantes han engrosado, a lo largo de medio siglo, las filas del ejército de Dios, como se hace llamar la Organización Nacional del Yunque, fundada con la asesoría de los Tecos de la Universidad Autónoma de Guadalajara (UAG).

Son los soldados de Dios, encubiertos en el secreto mediante membretes de operación pública, como Vanguardia Integradora Nacionalista (VIN), Frente Universitario Anticomunista (FUA), Movimiento Universitario de Renovadora Orientación (MURO), Movimiento Cristianismo Sí, Consejo Nacional de Estudiantes (CNE), Desarrollo Humano Integral y Acción Ciudadana (DHIAC), Asociación Nacional Cívica Femenina (Ancifem), Comité Nacional Provida, Movimiento Testimonio y Esperanza, Comisión Mexicana de Derechos Humanos, Alianza Nacional para la Moral, A Favor de lo Mejor, Coordinadora Ciudadana…

Reacios a hablar de la secta a la que se han entregado, la mentira como dogma y vía para penetrar en todos los sectores sociales, los militantes del Yunque se escabullen y, acorralados, apenas balbucean.

Manuel Espino Barrientos, secretario general del PAN, ha sido de los escasos panistas que aceptan tener amigos miembros del Yunque, “de los que me siento muy orgulloso”. (Comentario: Hoy se sabe, gracias a las investigaciones llevadas a cabo por un grupo de universitarios de la Universidad Iberoamericana, que Manuel Espino fue indoctrinado y fanatizado en el ámbito de la extrema derecha por un peligroso Teco graduado de la Universidad Autónoma de Guadalajara, un Licenciado de nombre Sergio Américo Lastra Reza.)

Pero juguetea con su militancia en la Organización: ni sí, ni no; estratagema para burlar el octavo mandamiento.

Y con una sonrisa maliciosa, exclama: “¡A lo mejor sí soy!”.

Tanta información posee sobre la extrema derecha en México, que pensó en hacer un libro. Espinoso el tema, desistió.

— Pero de que el Yunque existe, existe.

— En eso tienes toda la razón.

—Y no está cruzado de brazos.

—También tienes toda la razón.

La gran mayoría de los Yunquistas poblanos siempre han estado convencidos de que la Organización Nacional del Yunque es una cofradía que se concibió y se fundó en Puebla allá por 1953, convencidos de que del Estado de Puebla se fue extendiendo hacia el resto de la República Mexicana. Sin embargo, el Yunque no es una idea que nació en Puebla. Nunca lo fue. Como tampoco fue una casualidad de que ocurriera en Puebla una escisión universitaria similar a la que años atrás produjo en Guadalajara una universidad privada operando bajo una agenda ultraconservadora. Como tampoco fue una casualidad de que Puebla haya estado siendo inundada con literatura de corte neo-Nazi en los años cincuenta. Nada de esto fue original ni propio al Estado de Puebla. Obedecía a una conjura, a un terrible complot que ya estaba en marcha en toda la República Mexicana. La fundación en Puebla de una sucursal de esa organización llamada El Yunque, la creación en varios estados de la República de algo llamado el DHIAC, la fundación de todo esto mismo en el Estado de Guanajuato. Ninguna de estas cosas fueron jamás algo propio a cada uno de estos Estados. En cada caso, e invariablemente, la aparición de todas estas organizaciones era algo que procedía de fuera, eral algo que venía de un mismo tálamo, era algo que procedía de un ente monstruoso pulsando con una vitalidad extraordinaria en la ciudad de Guadalajara, desde la cual emanaban las directivas e inclusive el financiamiento para la expansión de algo de lo cual muy pocos estaban realmente enterados en toda su plenitud.

El gran golpe maestro, el gran triunfo de Los Tecos de la Universidad Autónoma de Guadalajara en Puebla, fué dejarles creer a los poblanos que la Organización Nacional del Yunque había sido una creación exclusivamente poblana, cuando de hecho hasta la misma creación y fundación tanto de la UPAEP como del FUA fueron eventos auspiciados y planificados cuidadosamente con años de anticipación desde la ciudad de Guadalajara, con la UPAEP recibiendo su molde de la UAG y el FUA recibiendo su molde de la FEMACO.

Otro gran golpe maestro, otro gran triunfo de Los Tecos de la UAG fué también el dejarles creer a los ultraderechistas de Guanajuato, muchos de ellos de raigambre sinarquista, que la Organización Nacional del Yunque fué una hechura original del Estado de Guanajuato, cuando de hecho todo lo que tuvo que ver con esto que estaba sucediendo a escala nacional estaba sucediendo bajo directivas emanadas directamente desde las entrañas de la Universidad Autónoma de Guadalajara, el más grande centro de operaciones de la extrema derecha que haya habido jamás en todo el continente americano.

Sin embargo, los primeros pre-Yunquistas poblanos, aquellos que tuvieron el dudoso “privilegio” de entrar en contacto con aquellos señores del Estado de Jalisco que llegaron para asesorarlos en la creación de algo que bajo el señuelo de la religión les prometía a sus participantes pioneros la acumulación de mucho poder político así como dinero a raudales, no tardaron en proclamar su independencia de esos señores de Jalisco de los cuales recibieron TODO -el ímpetu y la inspiración así como los materiales de indoctrinamiento y las estructuras organizativas así como la metodología de acción e infiltración y hasta los rituales de los ceremoniales secretos requeridos para garantizar la lealtad de los miembros reclutados en la cofradía secreta-, negándose a someterse a ellos, aceptando colaborar con ellos en el gran proyecto nacional de la extrema derecha pero en calidad de iguales, lo cual tuvo que ser aceptado de mala gana por quienes esperaban quizá una mayor muestra de gratitud de sus discípulos.

Etiquetas: , , , , , , , , ,